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Unión de Comunistas para la Construcción del Partido

Nuestro colectivo nace con la intención de contribuir a la construcción del partido que dirija el proceso hacia el comunismo. Una ambiciosa declaración de intenciones que puede parecer descabellada si no analizamos objetivamente la crisis por la que pasa el movimiento comunista internacional. Pero nuestra tarea actual debe estar en consonancia con las fuerzas con que contamos en el presente, pues de lo contrario nos estaríamos apartando del materialismo que debe caracterizar a todo militante y colectivo que se sitúa en el campo del comunismo. En este sentido, dirigimos nuestra acción a la elaboración de la línea política, entendiendo que esta tarea debe estar en estrecha relación con la actual situación de la lucha de clases, es decir, desde los intereses políticos de los comunistas, señalando y resolviendo las contradicciones específicas que hacen posible el avance del movimiento comunista en el contexto de la resolución de la revolución proletaria.

Entendemos que para ello debemos centrarnos en la defensa de los principios revolucionarios, en el combate consecuente contra el revisionismo y el oportunismo (que históricamente se han caracterizado por falsear tanto la teoría como la práctica marxista), así como promover la crítica y rechazo de la democracia burguesa, y lo que es más importante, el desarrollo teórico del marxismo con el propósito de acercarlo a la situación histórica en que vivimos, esto es, que nos sirva de herramienta para transformar la realidad social. De esta importante tarea depende que el movimiento comunista recupere el pulso y su relación con las masas. No nos cansaremos de repetir que las masas revolucionarias son las verdaderas artesanas de la derrota de la burguesía y su sistema social, así como del proceso de construcción de la sociedad comunista, meta de la lucha de clases, con su desempeño emancipatorio para ir eliminando todo tipo de opresión y explotación.

Es un hecho innegable que toda verdadera ciencia no puede ser nunca como un cuerpo teórico cerrado, en menor medida las ciencias sociales, pues van de la mano de las continuas transformaciones de la sociedad, subordinada a su vez a los intereses de los agentes sociales que intervienen, a la lucha de clases, como expresión de sus contradicciones internas, de la estructura económica y política en que relacionan socialmente. En el caso de la teoría marxista es un error muy frecuente considerarla una ciencia acabada y cerrada, que únicamente hay que aplicar tal cual se describe, en cualquier momento y lugar, dependiendo si acaso de los factores subjetivos de las masas (psicológicos, mascullan los burgueses y revisionistas) en el enfrentamiento social, en la agudización de las contradicciones. Tener este aspecto como central de la actividad política es un disparate mayúsculo, pues va a remolque del desarrollo de la realidad social, y coloca la práctica fundamental en las luchas por reivindicaciones inmediatas y parciales.

Lenin y Mao (y los partidos comunistas que ellos dirigieron) tenían en cuenta esta importante cuestión, actuando en consecuencia. El “leninismo” y el “maoísmo” son dos consecuencias necesarias del desarrollo teórico del marxismo, pues sus efectos políticos en sus respectivas sociedades vinieron precedidos por dicho impulso, pero posteriormente entran en crisis cuando la situación histórica es superada por la realidad social. Por eso, la fuerza del marxismo como ciencia reside en que debe estar en continua evolución, que se puede sintetizar como la producción del concepto de la realidad concreta.

El movimiento comunista español se ha caracterizado por una escasa producción teórica, muy influenciado por las concepciones economicistas que se arrastran de los partidos de la IIª y la IIIª Internacional, que consideraban la construcción del socialismo desde la óptica del crecimiento de las fuerzas productivas, que obviaban la intervención directa y política consciente del proletariado en dicho proceso. Nuestra intención es romper esta tendencia que manifiesta una escasa preocupación por la teoría, supuesto monopolio de intelectuales, ya que de lo contrario se da la posibilidad de que arraiguen los distintos revisionismos y oportunismos o, en el mejor de los casos, al dominio del voluntarismo, ideología muy establecida en la práctica política de los comunistas del Estado español, sin ninguna base científica que dirija la actividad militante.

Creemos que una manera de combatir estas prácticas que antepone la ideología a la teoría, incluso la sustituye, es fomentando y estimulando la actividad teórica situada en la resolución de los problemas concretos, promoviendo la discusión, el debate y la cooperación entre los distintos colectivos que se sitúan en el campo del marxismo, como instrumento imprescindible de la lucha de clases. Nosotros así lo entendemos, comprendiendo que nuestra existencia como colectivo debe tener fecha de caducidad, es decir, va a depender del acercamiento que alcancemos con otros militantes, colectivos y organizaciones en la dirección de construir el partido e impulsar la revolución proletaria.

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